Elegida en octubre de 2015 como una de las Iglesias más bellas del mundo y considerada una de
las 7 maravillas de Colombia, el Santuario Nuestra Señora del Rosario de Las lajas se convirtió en
lugar de peregrinación desde su primera misa realizada el 15 de septiembre de 1754. La iglesia
debe su devoción a múltiples milagros realizados por “La Virgen Mestiza”, como la llaman los
lugareños o “La Virgen de Roca o Laja” según un decreto de coronación canónica en 1954.
Según los relatos de la historia, la imagen de la Virgen del Rosario sobre la laja fue descubierta por una indígena llamada María y su pequeña hija Rosa cuando fueron sorprendidas por una tormenta….. “buscaron refugio a la vera del camino entre las oquedades formadas por las piedras planas y anchas que caracterizan esa zona del cañón del río. Para sorpresa de la madre, la niña que hasta ese momento era considerada sordomuda llama su atención con las palabras: «Mamita, la mestiza me llama…» señalando la pintura seguramente iluminada en forma sugestiva por los relámpagos.
Después de que las autoridades eclesiásticas y los habitantes de la región comprobaran la verdad de los hechos, el lugar fue convertido en una referencia para toda la comarca incluyendo el norte del Ecuador y se procedió a edificar el santuario”. Nunca se supo quién la pintó en la roca ni mucho menos porqué no se ha borrado.
Pero más que un lugar para los religiosos, la Basílica es un monumento arquitectónico único en América. Fue construido sobre un cañón de 50 metros de profundidad y una plazoleta que hace de puente como límite de dos municipios, Potosí e Ipiales, al sur del país. El santuario mide 27.50 metros de fondo por 15 de ancho
Desde sus primeras paredes en madera y paja hasta el actual monumento, convirtieron al Cañón del Río Guáitara en un centro de fe, espiritualidad y destino obligado para los viajeros.
Está ubicado a 10 kilómetros de la frontera con Ecuador o sólo 7 kilómetros de Ipiales, donde puede tomar un bus o contratar un carro particular que los llevará hasta el lugar y como parte de la experiencia, bajar uno a uno los 266 escalones hasta la entrada a la basílica teniendo contacto con artesanos y vendedores de souvenires religiosos. También pueden ir apreciando todas las placas de agradecimiento incrustadas en la piedra, colocadas allí como símbolo de fe.
Si prefiere no caminar mucho, en 2015 se inició el servicio de teleférico que deja a los visitantes a sólo 100 metros del santuario después de 1.3 km por aire y las vistas sobre el cañón son una de las mejores experiencias de este viaje.
Cualquier época es buena para visitarla, claro que se realizan las fiestas a la Virgen a mediados de septiembre donde asisten las diferentes comunidades de la zona homenajeando a la Virgen con actos culturales y también están las peregrinaciones de Semana Santa.
El ingreso es gratuito, más sin embargo, una colaboración para el mantenimiento no queda de más. No olviden llevar zapatillas cómodas, un buen abrigo, cámara fotográfica y de pronto, adquirir una botella vacía para que la llenen con agua bendita.
Lo mejor de viajar es compartir experiencias. Si les gustó la información, fue de utilidad o tienen preguntas, no olviden hacer sus comentarios.
*Fotos: María Cristina Correa y Luis Ángel Delgado
