De la hazaña pionera de Ormeño al presente de TransAcreana, y el futuro de un tren bioceánico.
Una de las rutas terrestres más largas y fascinantes del mundo conecta las costas del Atlántico y el Pacífico a través de Brasil y Perú: 6.400 kilómetros entre Río de Janeiro y Lima por la carretera Interoceánica Sur.
Esta travesía única recorre desde las metrópolis brasileñas hasta la Amazonía, cruza la frontera en la selva, sube a los Andes peruanos y termina en la costa del Pacífico, uniendo dos océanos y múltiples ecosistemas en un solo viaje.
La pionera: Empresa Ormeño (2010)
La empresa peruana Ormeño fue la primera en unir oficialmente por tierra Río de Janeiro con Lima en el año 2010, inaugurando una ruta histórica que atravesaba todo Brasil y Perú. Esta línea directa representó un verdadero hito en el transporte terrestre sudamericano, ya que por primera vez se podía cruzar el continente de costa a costa en un solo servicio regular.
La ruta pasaba por: Brasil: Río de Janeiro – São Paulo – Cuiabá – Porto Velho – Rio Branco (Acre) Frontera: Assis Brasil – Iñapari; en Perú: Puerto Maldonado – Cusco – Puquio – Nazca – Ica – Pisco – Lima . El trayecto completo podía tomar varios días, atravesando regiones muy diversas: desde las playas del Atlántico hasta la selva amazónica, los Andes y finalmente el litoral peruano.
La posta actual: TransAcreana (desde 2020)
Tras años de operación, Ormeño dejó de cubrir la ruta completa, pero en 2020, la empresa TransAcreana, con sede en el estado de Acre (Brasil), tomó la posta. Actualmente opera servicios regulares que conectan ciudades brasileñas como Porto Velho y Rio Branco con la frontera de Iñapari, y de ahí enlazan con servicios peruanos hacia Cusco y Lima.
Gracias a esta continuidad, hoy sigue siendo posible recorrer toda la ruta interoceánica por tierra combinando servicios brasileños y peruanos, con una demanda creciente de pasajeros locales y turistas aventureros que buscan cruzar Sudamérica por carretera.
El tren bioceánico: carga primero, turismo después paralelamente, Brasil, China y Perú impulsan el proyecto de un tren bioceánico que conectará el puerto de Chancay (Lima) con el interior de Brasil —incluso con conexiones hacia Bahía—.
Este ferrocarril tendrá como función principal el transporte de carga brasileña hacia el Pacífico, facilitando la exportación hacia Asia a través de Perú. Sin embargo, esta misma infraestructura ferroviaria podría convertirse en una ruta turística espectacular, con trenes de pasajeros que crucen el continente mostrando la diversidad paisajística sudamericana: Atlántico, selva, Andes y Pacífico.
Un tren turístico bioceánico complementaría la actual ruta terrestre y aérea, ofreciendo una experiencia única y sostenible para visitantes internacionales y locales. Una ruta con historia y futuro, lo que comenzó en 2010 como una hazaña terrestre pionera de Ormeño se ha consolidado con TransAcreana como un corredor activo entre Brasil y Perú. Y en el horizonte, la infraestructura ferroviaria promete abrir nuevas posibilidades de integración económica y turística entre ambos países.
Desde Río hasta Lima, esta gran ruta interoceánica es más que un viaje: es un puente entre dos océanos, entre culturas y entre el pasado pionero y el futuro de integración entre más de dos países.